quarta-feira, 24 de fevereiro de 2010

Este abrazo.

Sonó el teléfono a una hora improbable.
-Mamá!
Hay pocas palabras que tengan un valor tan variable, tan esclavas del instante.
-Mamá!
Ella suena como si se ahogara. Dice mamá y me está llamando. Se hace noche a plena luz.
Cuaja la sonrisa que sostenía y la trivialidad de una conversación que no recuerdo. Salgo corriendo.
Otra vez él. El que nunca aprendió a querer. El que no sabe amar.
Ahora solo llueve. Llueve. Bajo la lluvia que a veces hace más tristes las ventanas, nos abrazamos. Por hoy todo ha pasado pero nosotras sabemos ahora, una vez más, que el amor nos hace inseparables.

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