quarta-feira, 3 de agosto de 2011

Pavo Real

Pedaleamos despacio mientras la tarde se amansa. Le gusta hacer preguntas y dibujar dicotomías solo para que sigan humeando las palabras. Qué prefieres para el jardín, un ave o un mamífero?
Yo prefiero un ave. Él también prefiere un ave y su favorita sería un pavo real.
Pedaleamos en silencio un poco más. Pasamos un campo de trigo tan uniforme en su color que al pequeño Nicolás le parece estar en blanco y negro, como en la tele, dice. Pasamos unos caballos que no nos miran, una casa cerrada en medio del llano, con sus árboles generosos ofrecidos al silencio. Un poco más.
-Pero tendríamos que tener dos.
-Dos qué?
-Dos pavos reales, mamá.
-Y dos, por qué?
-Para que uno quiera impresionar al otro, sino no van a abrir la cola... Sería perfecto si fuesen un pavo y una pava.

Por el camino de vuelta nos cruzamos con una gente que pasea haciendo sombras afiladas. Entonces Nicolás jadea de cansancio, hace ruidos de agitación y gran esfuerzo. Se acerca velozmente hacia mí y con esos ojos negros que casi no le caben en la carita cuando se ríe, me dice:
-Es que yo soy como un pavo real, mamá, me gusta cuando me miran!