domingo, 7 de outubro de 2012

Enfermo

Habla confusamente con la mascarilla de oxígeno en la cara y recostado en la cama del hospital. Ahora ha pasado el peligro pero todavía escucho el pánico de su voz en la alarma de la noche reclamando el derecho a morir en casa. Sin embargo la vida ha anidado de nuevo en esos ojillos maliciosos y cuando sale la enfermera de la habitación, confusamente, con la mascarilla empañando el brillo de sus palabras, pero no de su mirada, sentencia:
-Ay Pau, las mujeres son una enfermedad.
Y me cuesta creer ese latido alimentado apenas por una cara bonita y una sonrisa. Me cuesta, pero asisto a la obstinación de su certeza. 91 años de certeza. Entonces nos reímos.

2 comentários:

  1. Me alegro de que hayas escrito esto porque significa que todo regresa a la normalidad y porque contarlo suelta lastre y miedo.
    Ahora a seguir con el día a día.
    ¡¡¡venga!!! ahí estas tu.
    Un besazo.

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